Velocidad de lujo
Escondidos entre las encinas de la serranía de Ronda se encuentran los 5.425 metros de pista más exclusivos del mundo, los del circuito de velocidad de Ascari. Un lujo sólo apto para elegidos en el que los Ferrari, Lamborghini, Porsche, BMW o Aston Martin queman rueda a velocidades de vértigo.
Pisar a fondo el acelerador por rectas infinitas, frenar con decisión justo a tiempo para tomar curvas imposibles, trece a la derecha y otras trece a la izquierda, y volver a acelerar hasta sentir la adrenalina correr por todo el cuerpo es, solamente, una mínima parte de lo que encierra una jornada en el circuito Ascari. Si es dueño de un deportivo y quiere probarlo a fondo o, simplemente, le apasiona el mundo del motor y puede permitirse un buen capricho, no lo dude, su próxima parada está en Ascari Race Resort.
Situado a unos kilómetros de Ronda, en una carretera que conduce a Campillos, el circuito privado de Ascari abrió sus puertas en 2003. La idea de crear un espacio donde disfrutar de la velocidad en su máxima expresión surgió de su único propietario, el holandés Klaas Zwart, que no se resistió a hacer realidad el sueño de muchos: tener su propia pista de velocidad.
Concretamente, Zwart posee 5.425 metros de recorrido en los que se dibujan un total de 26 curvas. Algunas, están inspiradas en los trazados más destacados del mundo, como el de Spa-Francochamps, en Bélgica, o la parabólica de Daytona, en Estados Unidos. Otras llevan nombres célebres, como la curva de Damon Hill y otras, como una con el peralte más pronunciado de España (18%), simplemente, ponen los ‘pelos de punta’ al más experto piloto. Todo ello se completa con las rectas, entre las que hay que subrayar una de casi 600 metros en la que se alcanzan los 300 km/h.
Tanto el dueño como los socios del club (casi medio centenar) cuentan con un gran garaje donde guardar sus vehículos, que comparten escenario con la flota de Ascari y los coches destinados a los cursos de preparación que imparte el resort. Así, en la cochera descansan tranquilos los Lotus, BMW, Radical, Ferrari o Porsche más impresionantes del mundo, listos para saltar a la pista cuando sea necesario. Les acompañan, además, algunas piezas de colección, fórmula1 o motociclismo, que engalanan aún más si cabe un ambiente de lujo con olor a neumático y gasolina.
Aunque se trata de un espacio privado en el que se dan cita socios llegados de lugares como Dubai, Inglaterra o Finlandia solamente para pilotar, el circuito también está al alcance de bolsillos algo menos holgados. Y es que, el complejo ofrece también la posibilidad de disfrutar de cursos completos con los que convertirse en todo un experto de la conducción a altas velocidades. El primero, de experiencia, cuesta 2.530 euros y se desarrolla sobre Lotus, Radical y BMW, y el posterior (si se supera el básico) asciende a 3.750 euros e incluye fórmula3.
El resort cuenta, por otra parte, con una sección de eventos que alberga celebraciones y organiza actividades para empresas. El complejo se completa, igualmente, con una divertida pista de karting y buggys, un circuito de 4×4 en el que trampas y rampas convierten el recorrido en una gran aventura, y un inmejorable cortijo, donde reponer fuerzas a la sombra del circuito.
El plus que hace inmejorable este complejo y que le pone el broche de oro es que en él todo está cuidadosamente integrado en el paisaje. El respeto por el medio ambiente es una de las máximas que se respira en un paraje de 172 hectáreas donde el asfalto casi pasa desapercibido entre la flora y la fauna de un lugar mágico.