Atentado contra Trump
El atentado contra Donald Trump resultó fallido, aunque se cobró una víctima mortal y dos heridos, además del propio expresidente.
Una víctima futura del intento de homicidio de Trump puede ser su rival en las próximas elecciones, aunque parezca paradójico. Probablemente, la comparación entre un Biden debilitado y confuso, y un Trump ensangrentado que levanta el puño y les pide a sus seguidores que luchen, actuará en favor del candidato republicano.
Asimismo, e independientemente del resultado de los comicios de noviembre, el nuevo intento de acabar con la vida de un político muy relevante en los Estados Unidos puede desencadenar otras consecuencias.
Sería positivo que los servicios de seguridad norteamericanos, que han sido severamente criticados en los medios de comunicación, fueran reorganizados y reforzados, porque no es aceptable que, con la experiencia que tienen en ese país, un tirador haya podido acercarse a Trump en un mitin electoral a una distancia suficiente como para dispararle con un rifle. Sólo el azar, o la providencia divina, impidió que lo matara.
Y sería muy positivo evitar la polarización, como editorializó el Wall Street Journal: “Los líderes de ambos partidos deben dejar de describir las opciones electorales en términos apocalípticos. La democracia no va a desaparecer si gana un candidato, o el otro. El fascismo no llegará si gana Trump, salvo que tengamos poca fe en las instituciones americanas”.
Este mensaje es sumamente sensato, y tiene validez en otros países también, incluida España, donde hemos visto en los últimos tiempos la repetición de proclamas alarmistas que aseguran que la democracia está en peligro si se produce algo tan fundamental y tan profundamente democrático como la alternancia en el poder.
Por supuesto, la consigna es plenamente vigente también en el caso del propio Trump, que debe demostrar si está o no a la altura de las circunstancias. Lo veremos pronto, y la prueba será si utiliza el atentado para culpar a todo el Partido Demócrata, o si tiene la grandeza de dejarlo atrás y convocar a los estadounidenses a la unidad de la nación en la pacífica confrontación de ideas y proyectos democráticos
✍️ Carlos Braun
The assassination attempt on Donald Trump was unsuccessful, although it claimed one fatality and injured two people, in addition to the former president himself.
A future victim of Trump's assassination attempt may be his rival in the next election, paradoxical though it may seem. The comparison between a weakened and confused Biden and a bloodied Trump raising his fist and asking his supporters to fight back will probably work in the Republican candidate's favour.
In addition, and regardless of the outcome of the November elections, the new attempt to kill a high-profile US politician may trigger other consequences.
It would be a good thing if the American security services, which have been severely criticised in the media, were reorganised and reinforced, because it is not acceptable that, with the experience they have in that country, a shooter could have approached Trump at an election rally at a sufficient distance to shoot him with a rifle. Only chance, or divine providence, prevented him from killing him.
And it would be a good thing to avoid polarisation, as the Wall Street Journal editorialised: ‘Leaders of both parties should stop describing the electoral choices in apocalyptic terms. Democracy won't disappear if one candidate wins, or the other. Fascism will not come if Trump wins, unless we have little faith in American institutions’.
This message is extremely sensible, and is valid in other countries as well, including Spain, where we have seen in recent times the repetition of alarmist proclamations that democracy is in danger if something as fundamental and profoundly democratic as the alternation of power takes place.
Of course, the slogan is fully valid also in the case of Trump himself, who must prove whether or not he is up to the task. We shall soon see, and the test will be whether he uses the attack to blame the entire Democratic Party, or whether he has the greatness to put it behind him and call on Americans to unite the nation in the peaceful confrontation of ideas and democratic projects.