Nuevo ministro de Economía, por Carlos Rodríguez Braun
Si analizamos el reemplazo de Luis de Guindos por Román Escolano convendría recordar una famosa locución latina: cui prodest. Es decir, ¿quién se beneficia?
No está claro que se beneficie España, porque no sabemos qué políticas impulsará Escolano, ni qué cosas hará Guindos en el Banco Central Europeo.
Cabría argumentar que se benefician ambos economistas: después de todo, siempre es un honor ser ministro, y tampoco está nada mal dejar de serlo para ocupar un puesto tan importante como la vicepresidencia del BCE.
Aunque esto sea cierto, la clave del asunto es que aquí no hablamos de la sociedad civil, no se trata de cambios en una empresa; estamos hablando de dos políticos que han sido desplazados de un puesto de carácter político a otro. Y el que ha hecho todo es también un político, de la máxima jerarquía: Mariano Rajoy.
En efecto, todo tiene que beneficiar a Rajoy. Y parece que así es. Tener a un español en el puesto más alto que nunca haya tenido una persona de nuestro país en el BCE no es solo un mérito que pueda lucir Guindos, sino quien impulsó su nombramiento: el presidente del Gobierno.
El caso de Román Escolano es análogo. Se trata de un alto funcionario, es decir, de la típica persona que le gusta a Rajoy, porque es como él. Pero, además de contar con poca experiencia en el sector privado, como suele suceder con los funcionarios, Escolano tiene un perfil mucho más bajo que Luis de Guindos. Y eso, ante un horizonte electoral, es importante para Rajoy, si se presenta a la re-elección, e incluso si no lo hace.
En estas elecciones la recuperación de la economía será una baza crucial para el PP. Pero esa baza tiene que ser aprovechada por quien se presenta a las elecciones, no por un ministro, que distraería la atención del público hacia sus propios logros. Así, el máximo beneficio político se consigue quitando a Guindos del medio, llevándolo al BCE, y sustituyéndolo por una persona más gris, que no le podrá arrebatar a Rajoy, o al candidato que sea del PP, ni un rayo de luz entre los votantes.