Economía de las buenas intenciones, por Carlos Rodríguez Braun

Carlos Rodrígeuz Braun
Carlos Rodrígeuz Braun

El Gobierno ha manifestado dos buenas intenciones económicas: subir el salario mínimo para proteger a las personas más débiles, y aumentar el gasto público financiándolo solamente con subidas de impuestos a los más ricos. En los dos casos probará, una vez más, la verdad del viejo refrán que dice que el camino al infierno está empedrado con buenas intenciones.

La subida del salario mínimo, si supera la productividad, es dañina para el empleo, como se comprueba en algunos sectores, típicamente la agricultura, pero también otros, como el servicio doméstico, en los que puede fomentar el desempleo o la economía sumergida. El Gobierno y los sindicatos negaron que tal cosa fuera verdad, pero finalmente tuvieron que admitirlo, y están negociando compensaciones con las organizaciones agrarias. Como sucede tantas veces con el intervencionismo económico, la subida del salario mínimo castiga precisamente a quien pretende defender, es decir, a las personas más vulnerables.

Carlos Rodríguez Braun Carlos Rodríguez Braun

En el caso del gasto público y los impuestos, e independientemente de la aprobación de los Presupuestos, todo indica que la financiación del gasto correrá a cargo de la mayoría de la población. Los nuevos impuestos, como la Tasa Google o la Tasa Tobin serán repercutidos sobre los usuarios de los servicios tecnológicos y financieros. Conviene recordar que esos usuarios no son solo ciudadanos particulares: en España hay millones de pequeños y medianos empresarios cuyos costes se verán incrementados por estas medidas. También ellos serán las víctimas principales del mencionado aumento del salario mínimo, y de la anunciada derogación parcial o total de la reforma laboral.

La persecución a las grandes multinacionales, siempre útiles chivos expiatorios, también tendrá efectos perjudiciales sobre los trabajadores y las empresas pequeñas y medianas, en términos de inversión, crecimiento y empleo.

Por lo tanto, las buenas intenciones de nuestras autoridades se traducirán en un daño a la gente. Siempre podemos decir que el Gobierno debería hacer otras cosas, por ejemplo, impulsar la productividad, que es la forma de que crezcan la economía y el empleo. Pero la intención de los políticos rara vez es aumentar la productividad a largo plazo, sino aumentar sus posibilidades electorales a corto plazo.


Economy of good intentions

Carlos Rodríguez Braun

The Government has stated two good economic intentions: to raise the minimum wage in order to protect the weakest people, and increase public spending, only funding it with increased taxes for the richest. In both cases it will, once again, test the truth of the old saying which states that the road to hell is paved with good intentions.

Raising the minimum wage, if it increases productivity, is harmful for employment, as can be seen in some sectors, typically agriculture, but also others, such as domestic service, where it could encourage unemployment or an underground economy. The Government and trade unions denied that this was true, but ultimately they had to admit it, and they are negotiating compensation with farming organisations. As is so often the case with economic interventionism, the increase in the minimum wage punishes those who it aims to defend, that is to say, the most vulnerable people.

Carlos Rodríguez Braun Carlos Rodríguez Braun

In the case of public spending and taxes, and regardless of the approval of the Budgets, everything indicates that the funding of spending will be paid for by the majority of the population. New taxes such as the Google Tax and the Tobin Tax will be imposed on the users of technological and financial services. It is worth remembering that these users are not only private citizens: in Spain there are millions of small and medium-sized business people whose costs will be increased by these measures. They will also be the main victims of the aforementioned rise in the minimum wage, and the announced partial or full repeal of the labour reform.

The persecution of large multinational companies, which are always useful scapegoats, will also have harmful effects on workers and small and medium-sized companies, in terms of investment, growth and employment.

Therefore, the good intentions of our authorities will lead to harm to people. We can always say that the Government should do other things, for example, boost productivity, which is how they make the economy and employment grow. However, the intention of politicians is rarely to increase productivity in the long-term, but rather to increase their electoral chances in the short-term.