Desafíos y riesgos de la maniobra de salida de un Fondeadero en las costas de Cádiz y Málaga frente a la Alcaidesa, Sotogrande y Manilva

La ‘Plataforma NO al Fondeadero’ analiza los problemas potenciales y la seguridad marítima en la navegación.

No al fondeadero

‘La Plataforma NO al Fondeadero’ está en contra y duda de los presuntos beneficios del Fondeadero Exterior de Buques, que más bien será como un cementerio de grandes barcos con materiales peligrosos que afectará a las costas de Cádiz y Málaga y a los municipios de La Línea, Alcaidesa, San Roque, Sotogrande, San Diego, San Martín del Tesorillo y La Duquesa y Manilva.

Los barcos han nacido para navegar y es navegando donde más seguros están. Ni siquiera cuando están atracados están más seguros ante un temporal.

Y esto es bien sabido por los técnicos de las distintas autoridades marítimas que después de sufrir muchos accidentes de barcos fondeados, e incluso atracados, cuando se enfrentan a un temporal decidieron imponer protocolos que obligan a dichos barcos a salir a navegar cuando esos fenómenos meteorológicos suceden.

 Por eso resulta no solo incongruente sino también curioso o incluso ciertamente gracioso que por un lado se nos diga que se aumenta la seguridad marítima con el fondeadero ya que los barcos no tendrían que estar al pairo, derivando, y por otro lado, en un párrafo más adelante nos digan que no hay problema ya que cuando haga mal tiempo los barcos saldrían del fondeadero a navegar.

Claro, las cosas resultan sencillas cuando las cuestiones complejas se intentan explicar con palabras simples. Y es que dejar un fondeadero y salir a navegar para los enormes buques de los que hablamos no es cuestión baladí que se realice de forma sencilla.

Hay que izar mediante una máquina que se llama molinete anclas de decenas de toneladas y trenes de cadena de fondeo, más pesados que las anclas, de al menos 300 metros de longitud, cuestión esta que no se hace en 5 minutos y que son maniobras que en ocasiones llevan más de una hora.

Si no que se lo digan a los Capitanes que en estas operaciones han o perdido las anclas y las cadenas o han tenido que “filar por ojo” la cadena y el ancla dejándola en el fondo ya que eran incapaces de subirla a bordo.

En la Bahía de Algeciras hay cientos de cadenas y anclas en el fondo por este motivo. De hecho hay empresa que se dedican a su recuperación. Recordamos que El Fondeadero Exterior de Buques, está propuesto por la Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras (APBA) frente a la costa de La Línea, Alcaidesa, San Roque, Sotogrande, San Diego, San Martín del Tesorillo, La Duquesa y Manilva, y pondrá en riesgo los valores ambientales de la zona y su alto valor paisajístico natural.

Y un Capitán nunca quiere perder su ancla, no solo por el coste económico de la misma sino porque su barco queda tocado desde el punto de vista de la seguridad marítima ya que debe disponer de al menos 2 anclas y si teniendo dos, como tienen la mayoría, pierde una pues ya sabemos lo que toca.

Y así han sucedido muchos embarrancamientos y colisiones de barcos cuando tienen que salir del fondeadero hacia aguas abiertas y no consiguen levantar el ancla o tienen algún problema que le impide o les dificulta esa maniobra.

No tenemos que trasladarnos muy lejos en el tiempo para acordarnos del accidente del Sierra Nava, sucedido el 28 de enero de 2007, que garreó, es decir arrastró de forma incontrolada su ancla, y embarrancó en Punta Bodiones, muy ceca de la Punta de San García, en la Bahía de Algeciras, produciendo una importante contaminación de gas oil y aceite y que obligó a poner en marcha una operación muy costosa de reflotamiento. La Comisión Permanente de Siniestros Marítimos, dependiente en última instancia de la Dirección General de la Marina Mercante, que es la que ahora quiere justificar el fondeadero por cuestiones de seguridad, concluyó “La Comisión ha determinado que la varada del buque se debió a su incapacidad para detener su movimiento al garrear el ancla, debido a la acción del viento sobre su obra viva”, o el embarrancamiento del petrolero Samothrakis, con 40.000 toneladas de combustible a bordo,  en Punta Europa, después de garrear en un temporal el 17 de marzo de 2007, o el bulkcarrier Fedra que, en octubre de 2008, se quedó sin máquina saliendo del fondeadero en Gibraltar y cuyo Capitán rechazó el remolque de salvamento en dos ocasiones en un proceso negociador del precio del mismo.

Algún otro ha acabado en la playa de El Rinconcillo, como el Rhea,  después de intentar levantar su ancla para salir del fondeadero y no conseguirlo.

Y así la lista puede hacerse interminable.

Y es que como se dijo la maniobra de salir de un fondeadero no es sencilla no solo por que pueda haber circunstancia meteorológicas adversas sino porque son maniobras complejas donde se pueden producir fallos en la máquina, fallos en equipamiento, caídas de planta, etc.

Máxime cuando pasamos de mantener los servicios del buque con los generadores de servicio del mismo (y así dejar de emitir ese millón de toneladas redondas de CO2) y arrancamos motores para salir porque se nos viene encima el temporal, y se acerca un temporal de levante y tenemos olas de 3, 4 o 5 metros, y el barco cabecea, y la cadena del tren de fondeo se tensa y el molinete no puede y perdemos capacidad de maniobra o la tenemos muy restringida y todo ello en un pequeño espacio a 2800 metros de la costa con el viento y la mar empujándonos hacia esa costa natural , la única que queda, con remolcadores de apoyo que tienen que venir desde al menos 12 millas de distancia y previamente deben ser alistados y que tardan no menos de 1 hora en llegar desde que se inicia la llamada de emergencia de un Capitán, vaya usted a saber de dónde, cuya visión de la sostenibilidad es el que el remolque de emergencia sea lo más económico posible para que su armador no le cruja la “crujía”. En fin, “cosas veredes querido Sancho”.

Y también podemos hablar no solo de las difíciles maniobras de salida sino también de las de llegada al fondeadero, pero esto podemos dejarlo para un posterior capítulo a la espera de que se produzca una respuesta.

Y es por eso, y por mucho más que podemos ir desgranando, el que la justificación de la necesidad de establecer un fondeadero de tales dimensiones en esa zona debe ser lo suficientemente potente para que todos los muchos inconvenientes y graves problemas que presenta pueda ser entendible más allá de los intereses económicos de ciertos actores que tratan de hacernos comulgar con ruedas de molino. Y se nos hace evidente que tal justificación no existe y si existiese por favor demuéstrenlo.