Tres joyas del Museo Porsche aterrizan en Madrid
La filosofía de Porsche desde sus inicios ha sido construir vehículos deportivos con los que la gente disfrute conduciendo. Y ese misma mentalidad de ofrecer experiencias únicas a sus clientes se plasma en el Museo Porsche de Stuttgart, un museo que además es itinerante, para que el aficionado no sólo tenga ocasión de saborear la exposición in situ, sino que también pueda admirar y conocer más a fondo los coches de colección cuando viajan a su lugar de residencia.
Ahora, coincidiendo con la apertura de las nuevas instalaciones de Centro Porsche Madrid Norte, que mantienen su ubicación tradicional a las afueras de la capital, en la carretera de Burgos, 87, el Museo Porsche ha traído hasta este innovador concesionario tres de las grandes joyas que forman parte de su patrimonio y que estarán expuestas aquí durante los próximos meses. Se trata de dos vehículos de competición que marcaron una época, el 911 SC Safari y el RS Spyder, más un ejemplar único que se quedó en la fase de estudio y no llegó a ver la luz, el 928 S4 Cabriolet.
Con el primero de ellos, el 911 SC Safari, Porsche demostró en los años setenta la versatilidad de su emblemático deportivo, que por aquel entonces apenas tenía poco más de una década de vida. El 911 servía, y sirve, para el uso cotidiano, pero también para enfrentarse a los más duros retos automovilísticos. Como dijo muy acertadamente Ferry Porsche, “es el único coche que puedes conducir en un safari por África o en Le Mans, el único que puedes usar para ir al teatro o entre el tráfico de la ciudad de Nueva York”. El 911 SC Safari demostró la robustez del vehículo con su exitosa participación en la prueba más dura del mundo de las que se disputan fuera de pista. Aquella experiencia sirvió, además, como punto de partida para el desarrollo del Cayenne, el primer todoterreno de Porsche, que llegaba al mercado un cuarto de siglo más tarde.
El otro vehículo de competición que se expone en Centro Porsche Madrid Norte es el RS Spyder, un proyecto que supuso el regreso de la marca a la categoría de los prototipos en las pruebas de resistencia en circuito, después de un paréntesis que se inició tras el doblete de Porsche en las 24 Horas de Le Mans de 1998. El fabricante de Stuttgart nunca ha abandonado las carreras, que forman parte de su ADN y sirven para el desarrollo y la mejora de sus deportivos de producción en serie; sin embargo, durante siete años largos se centró en las competiciones con modelos GT. La aparición del RS Spyder traía de vuelta el concepto de motor central y, lo más importante, la experiencia adquirida con este prototipo sentó las bases para dar el salto al Campeonato del Mundo de Resistencia con el Porsche 919 Hybrid, el automóvil de carreras más complejo y revolucionario de la historia de la marca.
La tercera joya del Museo Porsche que nos visita es el 928 S4 Cabriolet, un proyecto que se denominó internamente como Estudio H21 y que buscaba ofrecer algo diferente, en línea con el espíritu de una empresa que siempre trata de proporcionar nuevas y apasionantes experiencias a sus clientes. En este sentido, el 928 S4 Cabriolet era un ejercicio de estilo para disfrutar de aquel extraordinario Gran Turismo a cielo abierto, sintiendo no sólo su potencia e intachable comportamiento, sino también las sensaciones tan singulares que proporciona un descapotable. Finalmente, este concept car no terminó en la línea de montaje, pero la idea de construir un GT cabrio nunca ha dejado de estar presente en los planes del fabricante de vehículos deportivos.