Chocolate…un placer irresistible
Son pocos los que pueden resistirse ante un buen chocolate. Tanto es así, que se puede afirmar que es el producto que más pasiones despierta en el mundo de la gastronomía. Ingredientes de calidad, una preparación minuciosa y una presentación artística son los secretos que aúna el auténtico chocolate gourmet. Lujo para los sentidos con el que dar al paladar un gran baño de sensaciones.
Desde que llegara a Europa descubierto por españoles en México, el chocolate ha ocupado un papel privilegiado en la cocina, siendo considerado uno de los manjares más exquisitos, dulces y sabrosos.
Hoy existen infinidad de variedades de esta delicatesen, aunque es importante diferenciar los chocolates artesanos de los industriales para poder hablar de alta gastronomía. Y es que son pocos los maestros chocolateros que perduran en el tiempo realizando con paciencia este increíble manjar tan rápido de degustar, pero tan complicado de elaborar si se hace como es debido.
Los maestros cuenta que el chocolate se elabora a base de las semillas de la planta del cacao, que crecen en países de America y África del Sur. Hablan también de los tipos de chocolate que existen…, pero, ninguno, confiesa la técnica.
Eso sí, todos coinciden en afirmar que la base de un buen chocolate no es otra que la calidad de sus elementos; el mimo en la elaboración, y el gusto por una cuidada presentación.
Un buen chocolate ha de ser brillante, poseer una amplia paleta aromática, ser sabroso y capaz de dejar un sabor de boca a quien lo degusta inolvidable; como una explosión de sensaciones.
Reuniendo estos requisitos, existen distintas variedades, que vienen marcadas, fundamentalmente, por el porcentaje de cacao y de leche que contengan. Así, el chocolate negro será la combinación exclusiva de manteca (resultante de fermentar, tostar y triturar las semillas del cacaco) y cacao. Este variará según el porcentaje de cacao molido que posea, aunque el mínimo debe ser del 45%. El chocolate con leche será la mezcla de leche en polvo con manteca y cacao. Y el blanco, será aquel realizado sólo con manteca de cacao y leche en polvo.
A partir de estas bases cada chocolatero realiza sus obras maestras, mezclando sabores, incorporando vainillas, frutos secos y todo tipo de ingredientes magistrales con los que dar forma a las elaboraciones más fascinantes, a las composiciones más irresistibles; al mejor chocolate. No habrá, sin embargo, que intentar descifrar las claves de un buen chocolate. Lo mejor será, sencillamente, dejarse llevar por el deseo y disfrutar de su sabor con los cinco sentidos.