Mediación: la vasija dorada y el rey

Mediación

Alguien a quien aprecio y que, me confiesa con gratitud que le ayudó transitar una crisis familiar a través de un proceso de Mediación, me relató la breve leyenda -parece que de origen italiano- que os voy a transcribir a continuación. La historia recuerda que en el compartir aquello que más apreciamos, residen, en verdad, los momentos de auténtico goce, plenitud y riqueza:

Catalina Bernaldo de Quirós

“Había una vez un rey que tenía una vasija de cerámica color dorado. La vasija era muy especial pues albergaba un líquido que se creía que era, ni más ni menos, que el elixir de la vida eterna, capaz de curar cualquier enfermedad y sanar toda herida. Una pequeña cantidad de ese preciadísimo líquido se guardaba en esta vasija que tenía el rey. Un día, le dijeron al rey que un prisionero de las cárceles de palacio estaba muy enfermo. Años atrás, aquel hombre había robado algo para comer y ya faltaba poco para que lo dejaran en libertad. Sin embargo, el pobre hombre estaba muy enfermo y temía morir antes de tener ocasión de disfrutar de nuevo de todas las maravillas del mundo exterior y de la libertad. Envío, por esto, un mensaje al rey suplicándole una gota del milagroso elixir en un intento de tener opción de volver a ver a su familia y amigos. El rey se negó diciendo que ese líquido lo guardaba para quien de verdad lo necesitaba. Poco después, el prisionero murió.

Un tiempo más tarde, un joven resultó muy mal herido en un accidente. Su madre fue a ver al rey para pedirle desesperadamente una gota del preciado elixir en un intento de salvarle. El rey consideró el caso, pero finalmente dijo que no, que sólo gastaría el líquido en quien realmente lo necesitara. A los pocos días, el chico murió.

Así, con el transcurso del tiempo, muchos enfermos y moribundos rogaron al rey una gota de elixir de la valiosa vasija, pero la respuesta siempre era la misma, que el rey guardaba el elixir para alguien que realmente lo necesitara. Así, poco a poco la gente fue comprendiendo que el rey no guardaba el elixir para nadie salvo para sí mismo.

Un buen día el rey se puso enfermo, los médicos intentaron curarlo por todos los medios, pero nada daba resultado. Cada día el rey estaba más y más enfermo. Sólo una cosa, pensó, podría salvarle. Ordenó entonces hacer venir a su sirviente de confianza para explicarle el lugar secreto dónde guardaba el elixir.

  • Tráeme la vasija dorada – dijo jadeando.

El sirviente fue corriendo y le trajo la vasija. Tembloroso, el rey apartó el viejo tapón y se llevó el recipiente hasta los labios. Intentó beber, pero para su gran sorpresa, no había nada dentro de la botella, ¡estaba vacía! No quedaba ni una sólo gota de exigir. ¿Cómo podía ser eso? El rey volvía a llevarse la vasija a la boca una y otra vez, pero nada, ni una gota quedaba en ella. Estaba vacía. Tal vez fue el tapón que, defectuoso, dejó que con el tiempo el líquido, se evaporase. Tal vez nunca hubo tal líquido en verdad. En todo caso, todo lo que quedó con el tiempo eran tan sólo lamentos y una vasija vacía.”

Catalina Bernaldo de Quirós.

Mediadora y Pedagoga

Directora del Gabinete de Mediación “Co-Mediacion”

Más info en: www.co-mediacion.com

Mediación

The golden vessel and the king

Someone who I value and who, confesses with gratitude to me that they were helped through a family crisis using a Mediation process, told me this short story -seemingly of Italian origin- which I am going to transcribe below. The story recalls that in sharing what we most value, truly lie the moments of real enjoyment, plenitude and riches:

“There was once a key who had a golden colour ceramic vessel. The vessel was very special as it contained a liquid that was believed to be none other than the elixir of eternal life, capable of curing any illness and healing any wound. A small amount of that extremely valuable liquid was stored in a vessel that the king had. One day, the king was told that a prisoner in the palace jails was very ill. Years ago, the man had stolen something to eat and he was going to be set free shortly. However, the poor man was very sick and he feared dying before he had the chance to once again enjoy all the wonders of the outside world and freedom. Therefore, he sent a message to the king begging for a drop of the miraculous elixir in an attempt to have the option of getting to see his family and friends again. The king refused saying that he was keeping the liquid for someone who truly needed it. Shortly afterwards, the prisoner died.

Sometime later, a young man was very badly injured in an accident. His mother went to see the king to desperate ask him for a drop of the precious elixir in an attempt to save him. The king considered the case, but ultimately said no, that he would only use the liquid on whoever really needed it. After a few days, the man died.

Thus, over time, many sick and dying people asked the king for a drop of the elixir from the precious vessel, but the answer was always the same, that the king was keeping the elixir for someone who really needed it. So, gradually, people came to understand that the king was keeping the elixir for himself.

Once day the king became ill, doctors tried to cure him using any means possible, but nothing would work. The king was getting sicker and sicker each day. Only one thing, he thought, could save him. He then ordered for his trusted servant to come so he could explain the secret place where he kept the elixir.

  • Bring me the golden vessel - he said gasping.

The servant ran off and brought him the vessel. Trembling, the king took off the old lid and brought the vessel to his lips. He tried drinking, but to his great surprise, there was nothing in the bottle, it was empty! There wasn´t a single drop of elixir left. How could that be the case? The king brought the vessel to his mouth time after time, but nothing, there wasn´t a single drop left. It was empty. Perhaps it was the defective lid, which had allowed the liquid to evaporate over time. Perhaps the liquid never truly existed. In any case, all that remained with time were just cries and an empty vessel.”