25 años, Sotogrande, y el mundo; por Carlos Rodríguez Braun
En El Periódico de Sotogrande estamos de fiesta, y con razón, porque cumplimos veinticinco años. Los que cultivamos el periodismo sabemos que la vida en la prensa a menudo es más fugaz que la vida de sus lectores, con lo que cabe felicitar calurosamente a José Luis García Iglesias, que tuvo hace un cuarto de siglo la visión empresarial y la vocación de riesgo para apostar por la idea de que nuestra urbanización y su zona de influencia en el Campo de Gibraltar necesitaban un medio de comunicación propio. Acertó.
Llegué a Sotogrande un lustro antes que eso, o sea que vi nacer este periódico, fui desde el principio uno de sus lectores, y más adelante empecé a escribir en sus páginas. Soy asimismo admirador de su modelo de negocio, que no es sencillo y que requiere el talento y dedicación que despliegan el líder y su equipo. En todos estos años he visto crecer el periódico, y he visto cómo ha ido ganando influencia en nuestra comunidad. Este proceso, que tampoco es sencillo, se ha consolidado porque El Periódico de Sotogrande ha entendido muy bien cuál es su misión, se ha dedicado a estudiar y comprender el entorno, no ha rehuido asuntos polémicos si creía que eran importantes para nuestra urbanización, y, sobre todo, ha sabido integrarse en la cultura, la personalidad, y el estilo de vida de Sotogrande.
Quien describe su pueblo, describe el mundo, dice un viejo refrán, atribuido, entre otros, a Tolstoi. Así, desde este precioso lugar, que El Periódico de Sotogrande nos ha enseñado a conocer y a querer, podemos mirar más allá, hacia lo que nos trasciende, y también nos ocupa y preocupa.
Si veinte años no son nada, como dice el tango, veinticinco parecen apenas un poco más. Pero eso es solo porque miramos el tiempo hacia atrás. Algo parecido hicieron los antiguos griegos y romanos, que llamaron columnas de Hércules a nuestro misterioso vecino, el estrecho de Gibraltar, y lo consideraron el fin del mundo. Se equivocaban, claro, porque aquí el mundo no termina, sino que continúa.