GIJÓN
De Sotogrande a Gijón distan cerca de mil kilómetros trazados casi en línea recta. La Revista de Sotogrande toma la Ruta de la Plata en busca del norte. Un viaje en el que el destino se ve enriquecido por la aventura vivida en el camino. Cruzar el país en busca de una experiencia inolvidable.
El carácter de una milenaria ciudad portuaria embriaga al viajero y sirve de bienvenida al llegar a Gijón. Trazamos un plan para no dejarnos nada en el tintero y exprimir al máximo todo lo que ofrece este destino. Tenemos poco tiempo y muchas ganas de verlo todo; de fotografiar cada rincón; de saborear esta tierra y, de alguna manera, hacerla nuestra.
Comenzamos la ruta recorriendo a pie el antiguo barrio pesquero de Cimadevilla. Una pequeña península abrazada a la playa de San Lorenzo por un lado y al puerto deportivo por otro. Sus laberínticas calles nos invitan a perdernos, ilusionados por descubrir lo que aguarda cada nueva esquina. Desde restos romanos hasta casas palaciegas. El paseo merece mucho la pena. Y es que este barrio alberga algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, así como la escultura “Elogio del Horizonte” de Eduardo Chillida, todo un símbolo de Gijón.
Dentro de nuestros planes está visitar el Puerto Deportivo. Su estampa nos sorprende gratamente. Casi podría parecer un lienzo. Además de contemplar los muchos barcos que lo salpican, no olvidamos visitar la antigua lonja reconvertida hoy en restaurante.
La tercera parada de nuestra excursión es la Laboral. Un monumental edificio que fue sede de la antigua Universidad Laboral de Gijón y que hoy se alza como Laboral Ciudad de la Cultura, una comunidad creativa en la que más de 4.000 personas estudian, investigan, crean y se comunican. Es muy recomendable realizar un recorrido guiado por ella en el que no olvidar subir al mirador de la torre para contemplar las impresionantes vistas que desde él se observan.
Cultura, tradición, historia…, el viaje no estaría completo sin añadir al recorrido algo de naturaleza. Un ingrediente que en Asturias lo inunda todo. De entre las muchas propuestas, optamos por visitar el Jardín Botánico Atlántico. Un espacio de 25 hectáreas que en la actualizad alberga más de 30.000 plantas y hasta 2.000 especies diferentes. La parte histórica del botánico “La finca de la Isla” es un hermoso jardín de 1870 que integra la belleza de las plantas y el simbolismo del agua. Impresionante.
No podríamos decir que hemos estado en Gijón sin haber probado su sidra. Por ello, dedicamos la última parte del viaje a realizar la denominada Ruta de la Sidra. Los alrededores de la ciudad albergan 22 lagares donde se elaboran más de 15 millones de litros por lo que la experiencia merece la pena. La zona rural de Gijón es tan bonita que la excursión hasta llegar a la bodega es ya en sí toda una experiencia en la que no puede faltar algún ‘culín’ de sidra.
Se nos acaba el tiempo. Es hora de retomar el camino y volver a Sotogrande. Pero antes, no podemos evitar visitar el Club decano del golf en Asturias: El Real Club de Golf de Castiello. Un magnífico campo a 5 kilómetros de Gijón situado en una elevación de la parroquia de Castiello de Bernueces con magníficas vistas y unas condiciones inmejorables para disfrutar de un buen rato de golf.
Terminada la partida tomamos rumbo al Sur con la maleta cargada de recuerdos y la tarjeta de memoria de la cámara repleta de instantáneas. La experiencia merece un reportaje. Gijón nos ha enamorado y queremos contarlo. He aquí la prueba.