Cata de Varietales

Descubrir la uva para entender mejor un vino. Con ese objetivo, La Revista de Sotogrande, viaja a los campos de Rioja Alavesa para, de manos de Marqués de Riscal, mostrar a sus lectores las variedades que dan forma a sus mejores productos.

Los factores que hacen que un vino sea excelente son muchos. Aunque, sin duda, lo verdaderamente importante; lo que marca la diferencia, es el uso de una buena uva. Paseando por las tierras cercanas a la Ciudad del Vino, acompañados por un experto viticultor, descubrimos el arduo trabajo que se lleva a cabo en las viñas de la bodega y en los viñedos controlados de agricultores de la zona, donde se cultivan las variedades de Graciano, Tempranillo y Mazuelo. Tres variedades que, sumadas a la Garnacha, aportan la esencia a los vinos de las bodegas Herederos del Marqués de Riscal.

Nuestro anfitrión nos explica, mientras acaricia una cepa, que la uva que tiene en sus manos es la Graciano, que es originaria de Rioja y que es utilizada para la elaboración de grandes vinos, como, por ejemplo, el Marqués de Riscal Reserva de 2008, donde aporta un siete por ciento de su composición. Y es que, esta uva, no se utiliza para vinos monovarietales, sino como complemento, aportando acidez, color y complejidad a cada tinto.

Continuamos nuestra ruta, esta vez en busca de otra de las uvas D.O. Ca. Rioja; la de Mazuelo. Una fruta originaria de Cariñena (Aragón), que también es considerada variedad principal en las denominaciones de origen Calatayud, Costers del Segre, Penedés, Tarragona y Terra Alta, pero que en Rioja es de menor explotación.

La tercera variedad que tiñe los campos es la de Tempranillo. Una uva cuyo cultivo resulta difícil debido a su sensibilidad, pero que da como resultado vinos monovarietales de gran personalidad y una acidez idónea para la crianza en barrica.

Para que lo entendamos con más facilidad, nuestro acompañante realiza una improvisada cata entre los viñedos, descorchando un Gehry Selection 2001, 100% tempranillo. Percibimos, con gusto, un vino amplio, complejo y especiado, muy bien estructurado, con fruta muy madura y unos taninos potentes y golosos, con una persistencia larga y duradera.

Mientras vamos de vuelta al hotel, recibimos las últimas nociones sobre uvas. Esta vez, le toca el turno a la Garnacha. Una variedad que, aunque es apta para vinos monovarietales, en Rioja es usada, casi siempre, en mezclas, a las que aporta aromas complejos de ciruelas pasas y frutas muy maduras.

Con la lección aprendida, sentados en el Restaurante Bistró 1860 del Hotel Marqués de Riscal, decidimos catar un Barón de Chirel 2006, para intentar descifrar qué uvas lo componen. Seguramente no será fácil, pero es la excusa perfecta para pasar un buen rato en compañía de un gran vino.

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