Cata de buenas añadas

Un vino será, en gran medida, lo que fue su tiempo. Como producto de la tierra, el clima determinará su desarrollo. Viajamos a la Rioja Alavesa en busca de buenas añadas. En la Ciudad del Vino de Marqués de Riscal catamos las excelencias que dejó 2010 en Arienzo y Finca Torrea. Lo hacemos acompañados de un gran experto: su director de Aula, Rafael Ruiz Isla. Lecciones sobre buenos vinos que nos aportan sabiduría y placer sensorial. Irrepetible.

Las viñas que rodean las bodegas de Marqués de Riscal son el escenario idóneo para entender otro de los complejos capítulos que dan forma al gran libro del vino: el de las añadas. Rafael Ruiz Isla nos anima a pasearlas mientras charlamos un poco sobre esta materia.

"El tiempo determina el vino. El clima decidirá su desarrollo; su equilibrio. Según sea el tiempo, así será el vino. Cuando el campo responde, el enólogo tiene la mejor materia prima para elaborar los mejores vinos. De ahí la importancia de las añadas". Con estas palabras Ruiz Isla nos introduce en la materia. Y, para que lo entendamos, decide adentrarnos en una excelente añada: la de 2010. Un año con unas condiciones climatológicas que dejaron a su paso vinos de altura como el Arienzo Crianza de 2010 o el Finca Torrea.

Ciudad del vino de Marqués de Riscal Ciudad del vino de Marqués de Riscal

Isla nos explica que Arienzo es un producto clásico de Rioja, elaborado a partir de la selección de las mejores uvas de las variedades tempranillo, mazuelo y graciano, procedentes de los viñedos situados en Laguardia y Elciego. Un tinto con todos los perfiles que se esperan de un crianza de esta tierra obtenido gracias a una gran cosecha, que propició una uva sana y con perfecto equilibrio entre sus ácidos y sus azúcares.

Un vino fresco, frutal con agradable entrada en boca y que recuerda a frutos rojos entremezclados con aromas de la madera, el coco y la vainilla. Un tinto amplio en boca, persistente, y con un carácter que deja clara su calidad.

Finca Torrea

Finca Torrea es otro gran ejemplo para hablar de una buena añada. Rafael Ruiz nos lo presenta como un tinto con un perfil muy diferente. Un vino extremadamente artesano creado con uvas de Tempranillo y Graciano, procedentes del viñedo viejo que rodea la Finca de Torrea, lugar donde se sitúan actualmente las instalaciones de las bodegas de Marqués de Riscal.

Un vino que el director del Aula de Marqués de Riscal define como moderno, con un mayor carácter afrutado y menos balsámico, con una crianza más corta en roble francés, y un periodo más corto de envejecimiento en botella. Un tinto resultante de un trabajo artesano, diferente a los vinos que venía elaborando tradicionalmente Marqués de Riscal. Un producto concebido para los amantes del vino de entre 35 y 40 años gustosos de un caldo más afrutado que en boca mantiene el estilo de Riscal, quizás con una mayor estructura, pero que sigue siendo fresco, elegante y fácil de beber.

Con ganas de catar este tinto volvemos a la Bodega. Allí nos aguarda un delicioso besugo a la donostiarra, el maridaje perfecto para el Finca Torrea. Descorchamos la botella y no disponemos a descifrar sus notas pausadamente mientras contemplamos la grandeza de unas viñas que cada año nos regalan el placer de disfrutar de grandes añadas como la que tenemos entre nuestras manos.