Jon Rahm gana el BMW Championship en un desempate para la historia
El español superó en el desempate a Dustin Johnson con un putt de ensueño en play off
Jon Rahm se alzó este domingo su quinta victoria en el PGA Tour después de mantener un espectacular mano a mano con el estadounidense Dustin Johnson resuelto con un putt de ensueño del español. Pero más allá de estos titulares, el BMW Championship dejará una valiosa lección para el resto de golfistas: nunca se puede dar por desahuciado a Jon Rahm, ni siquiera después de un inicio discreto. Rahm arrancó la jornada desde la séptima plaza gracias a su magnífica reacción en la tercera manga. Sin embargo, sus opciones de victoria eran remotas: debía volver a ganarle la partida a los exigentes greenes de Olympia Fields y, al tiempo, confiar en que ninguno de sus reputados rivales la rompiese.
La primera premisa la cumplió de sobra el español, que despachó la mejor tarjeta del torneo, un sensacional 64 en el que los bogeys no comparecieron. La segunda solo a medias, ya que Dustin Johnson defendió sus opciones con uñas, dientes y su infinita calidad. Este último rasgo le llevó a forzar el play off con un putt en el hoyo 18 de una quincena de metros. Ojo a este dato que explica muchas cosas: en las últimas dos jornadas Jon Rahm sólo se anotó un bogey, y fue por una penalización como consecuencia de un despiste. Ese nivel de juego en un campo así está a la altura de tres, cuatro golfistas en el mundo.
¿Puede verse a día de hoy en golf algo más espectacular que un play off entre Jon Rahm y Dustin Johnson? Los números uno y dos del mundo mirándose a los ojos, retándose. No. Ninguno de los dos se achantó, que diría un castizo, y a cada buen golpe de uno respondió el otro. Todo parecía encaminarse hacia un segundo hoyo de desempate, pero Jon Rahm todavía se guardaba un as en la manga: un putt de unos veinte metros que parecía imposible. Imposible, a decir verdad, para cualquier golfista ajeno a ese duelo de colosos Rahm Vs Johnson, porque para estos dos todo parece asequible. Rahm dibujó un golpe sutil con una caída perfecta que entraba por el centro del hoyo. Una locura de golpe que precedió a la efusiva celebración del golfista español, tan volcánico en la exhibición de sus emociones positivas como cuando era un blumero más en el Centro Nacional. No era para menos.