Qué caro está todo, por Carlos Rodríguez Braun
Los precios de los bienes y los servicios suben y bajan, comparados unos con otros. Eso es un cambio en los precios relativos. Pero cuando todo sube de precio, lo llamamos inflación.
El economista Milton Friedman decía: “la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario”. Cuatro siglos antes, los pensadores de la Escuela de Salamanca ya lo habían percibido, relacionado la gran cantidad de metales preciosos llegados de América y la subida de los precios en España.
En los últimos tiempos, la inflación parecía erradicada en casi todo el planeta, salvo en un puñado de países con autoridades deplorables, como Zimbabue, Venezuela o mi Argentina natal. En el resto del mundo fluctuaban los precios relativos, por ejemplo, podían encarecerse las acciones o los pisos, pero el nivel general de los precios se mantenía relativamente estable. El IPC, Índice de Precios de Consumo, rara vez subía más del 2 % anual, e incluso solía ser bastante menor.
Esto ha cambiado. Sigue habiendo, como siempre, alteraciones en los precios relativos, y los actuales desajustes en las cadenas de suministros pueden llevar al encarecimiento de algunas mercancías, igual que las equivocadas políticas energéticas y fiscales han impulsado el aumento de los precios de la luz y los combustibles.
Pero la inflación sigue siendo un fenómeno monetario, asociado a las políticas expansivas emprendidas por los bancos centrales de todo el mundo, y a un ritmo más acelerado a raíz de la pandemia. En ese sentido, es curioso que los políticos y los medios se refieran a que los bancos centrales “lucharán” contra la inflación, cuando en realidad la han alimentado.
La inflación nunca es idéntica en todos los precios, es decir, también está presente el cambio en los precios relativos. Muy especialmente, en el precio relativo más importante: el de los ingresos de los ciudadanos. Por eso nos quejamos de “qué caro está todo”: porque comparamos “todo” con nuestro salario, que suele quedarse atrás. Por eso se dice que la inflación es el impuesto de la mayoría de la gente, un impuesto, por cierto, que nunca se vota en el Parlamento.
How expensive everything is
Carlos Rodríguez Braun
The prices of goods and services rise and fall, compared to one another. That is a change in relative prices. However, when the price of everything rises, we call it inflation.
The economist Milton Friedman said: “inflation is always and everywhere a monetary phenomenon”. Four centuries earlier, the thinkers from the Salamanca School had already noted this, linking the large quantity of precious metals from America and the rise in prices in Spain.
In recent times, inflation seemed to have been eradicated around the world, except in a handful of countries with deplorable authorities, such as Zimbabwe, Venezuela and my native Argentina. In the rest of the world, the relative prices fluctuated, for example, shares or flats could become more expensive, but the general level of prices remained relatively stable. The CPI, Consumer Price Index, rarely rose by more than 2% a year, and was usually quite a lot less.
This has changed. As always, there are still changes in relative prices, and the current imbalances in supply chains may lead to price increases of some goods, just as the mistaken energy and fiscal policies have encouraged an increase in the price of electricity and fuel.
However, inflation remains a monetary phenomenon, liked to the expansive policies undertaken by central banks around the world, and at a faster pace due to the pandemic. In that regard, it is strange that politicians and the media refer to the fact that the central banks “will fight” against inflation, when in reality they have encouraged it.
Inflation is never identical across all prices, that is to say, the change in relative prices is also present. Especially, in the most important relative price: the income of citizens. That is why we complain about “how expensive everything is”: because we compare “everything” with our salary, which normally lags behind. That is why it is said that inflation is the tax of the majority of people, a tax, by the way, that is never voted on in Parliament.